7 de junio de 2006

Perder el juicio

Mario Torrecilla: Los brazos de la injusticia
TRAGEDIA JURÍDICO-CIRCENSE
EN UN ACTO

En escena la sala de un tribunal. Al fondo, la clásica estatua de la justicia, pero con tres vendas sobre los ojos. En uno de los platillos de la balanza una saca con el símbolo del Euro. Aparecen:
- El Juez, llevando una vistosa toga dorada y un bastón de majorette.
- El Fiscal, que se adorna con una hermosa toga de piel de víbora.
- El Jurado, compuesto por once buitres y una cotorra que actúa de portavoz.
- El Acusado

JUEZ: Se abre la sesión. ¿Conoce el acusado los cargos que se le imputan?

ACUSADO: No, señoría.

JUEZ: Ni falta que hace. Señor fiscal, léale al acusado sus derechos.

FISCAL: Con la venia. Tiene derecho a ser condenado. Todo lo que cualquier testigo diga será utilizado en su contra.

ACUSADO: ¿Y mi abogado?

JUEZ: ¿Quiere que le acuse de desacato? Bueno, pues lo quiera o no le acuso.

ACUSADO: Pero…

JUEZ: Van dos. Veo que el acusado no escarmienta. A la tercera lo condeno sin más.. Señor fiscal, proceda.

FISCAL: Con la venia. Según los testigos de la acusación, que no han venido pero son de toda confianza, el acusado es reo de alta traición y conspiración con las agravantes de alevosía y ocultamiento.

JUEZ: ¿Tiene el acusado algo que alegar?

ACUSADO: Sí, señoría, eso es mentira. Quiero llamar a mis testigos.

FISCAL: ¡Protesto!

JUEZ: Se admite. ¿Puede el fiscal aportar alguna prueba de lo que dice?

FISCAL: Sí, señoría. Tenga… quince páginas de mi puño y letra relatando todas las irregularidades de las que es responsable el acusado. Creo que está bien claro que todo lo dicho es verdad.

JUEZ: (Echándole un vistazo por encima) ¡Joder, y tan claro!.... ¡Este tío es un peligro público! Bien; si no hay más testimonios el jurado puede retirarse a deliberar.

JURADO: No hace falta, señoría, estamos todos de acuerdo. Declaramos al acusado culpable. ¿No ve usted qué cara de malo tiene? Estamos seguros de que todo lo que se dice de él es cierto, y aún se quedan cortos.

JUEZ: Fallo, por tanto: Que el acusado es culpable de todos los cargos que se le imputan y de todos los que se le quieran imputar en un futuro. Este tribunal condena al acusado a ser lapidado públicamente. Se levanta la sesión.

(Entre los aplausos del Jurado va cayendo el TELÓN)

1 comentario:

Enrique Gallud Jardiel dijo...

Muy divertido, sí señor. Yo tengo un escrito del mismo nombre sobre un manicomio en pleitos. Me ha recordado al famoso juicio al espia Chicolinni en "Sopa de ganso" de los Marx. Groucho le defendía y no hacía falta más para que quedara rápidamente condenado.