26 de enero de 2007

Sociología invernal

El Provencio nevadoEsta mañana al despertar he notado que por la ventana entraba un extraño resplandor blanco.

"O ha nevado o hay un ovni ahí fuera", he pensado.

Al final era nieve. Lo siento porque pensaba forrarme mandando las fotos de los extraterrestres a Cuarto Milenio. Otra vez será.

A pesar de mi inicial decepción, hay que decir que me gusta la nieve. Mucho. Después de comprobar que nos habíamos quedado incomunicados por carretera y, de paso, que hoy no tendría que trabajar, he disfrutado como un crío paseando por el pueblo, bajo la mirada reprobadora de las vecinas parapetadas detrás de las ventanas (hoy no han salido ni a comprar el pan).

De paso he hecho un descubrimiento sociológico: la nieve aumenta el sentimiento fraternal y la tendencia gregaria del ser humano.

¿Que cómo he llegado a esa conclusión? Fácil: ¿dónde creen que hemos acabado pasando la mañana todos los desoficiados? En el bar. A las once de la mañana estábamos allí, en nutrida concurrencia, el médico, la boticaria, un concejal, el cura, una cuadrilla de albañiles, dos transportistas, un par de madres con sus hijos y varios agricultores. Ya me dirán cuándo se ha visto eso.

Espero que para mañana caiga por lo menos otro palmo de nieve.

Por cierto, empiezo a sospechar de una conspiración cósmica: la foto con la que ilustro este post la tomé el 26 de enero de 2005... hace precisa y exactamente dos años. A lo mejor va a resultar que sí puedo forrarme en Cuarto Milenio.

21 de enero de 2007

Facilidades de envío

Te llegará cuando les venga en ganaCuando uno vive en La Aldea del Arce, apartado de la civilización, es inevitable tener que utilizar habitualmente los servicios de empresas de venta a distancia. Teniendo en cuenta que el sector comercial en el pueblo se reduce a la botica, la ferretería, la carnicería-droguería y el estanco-ultramarinos, ya me dirán si no cómo se surte uno de libros o material de oficina.

De estas compras me encargo yo personalmente, porque para ciertas cosas no me gusta delegar en Sigfried, y por eso no le puedo echar a él la culpa de lo que les voy a relatar a continuación.

Normalmente estas cosas las hago por Internet. Y en los formularios de compra habitualmente uno se encuentra, aparte de la forma de pago (siempre "en el momento de la entrega", que uno es desconfiado por naturaleza) otra opción que reza "forma de envío". Ahí es donde siempre pico como el perfecto imbécil que soy.

Sí, sí, soy tonto, porque en lugar del entrañable, venerable y previsible servicio de Correos, suelo elegir -a cambio de un coste extra- la opción de envío por mensajería, que te venden con el pretexto de la mayor rapidez y la supuesta "comodidad". Te ponen un formulario, todo elegante, en el que piden que "señale otros datos de interés tales como la hora preferida de entrega". Y ya les digo, soy tan estúpido que siempre me lo creo.

Luego pasan cosas tan pintorescas como que, en mitad de la verbena del patrón (todo el pueblo endomingado) llegue un mensajero con su furgoneta y su uniforme preguntándole por ti a la multitud enardecida.

Para evitar la repetición de la jugada, el último pedido lo hice por teléfono y me encargué, con perversa insistencia, de que a la operadora le quedara clara la hora en la que iba a estar esperando el paquete.

"No se preocupe -dijo la muy arpía-. Nuestro servicio de mensajería se lo entrega a la hora que más le convenga".

Hasta que unos días después te sacan de la ducha a las ocho de la mañana, con un concierto de timbrazos que te hace temer un incendio o catástrofe similar, y te encuentras con el repartidor de la empresa X.

- Tiene un paquete, son 93,46 €, ¿me echa una firmita?

- Oiga, ¿no le dijeron que esto me lo tenían que entregar de 4 a 6 de la tarde?

- Sí, pero es que en la ruta que llevamos nos viene mejor pasar por aquí a esta hora.

- Pues mire usted, a esta hora no tengo encima más que veinte euros y un bonobús de Valencia, porque yo iba a ir a la Caja de Ahorros esta mañana para pagar el envío esta tarde.

- Es que no le puedo hacer la entrega si no me hace efectivo el pago.

- Entonces tendrá que volver mañana.

Esa misma tarde (de 4 a 6) te suena el móvil:

- Buenas tardes, le llamamos de la empresa X para confirmar un envío que no ha recogido hoy.

- Efectivamente, porque no vinieron a la hora acordada.

- Es que en la ruta que llevamos (etc.)

- Entonces dígale a su repartidor que le espero el lunes a la misma hora de hoy.

Lo que no le dije es que pienso intentar hacerme, para el lunes a primera hora, con un billete de 500 €... a ver si en la ruta que llevan y a esa hora le viene bien devolverme el cambio exacto de los 93'46 €.

Porque yo también ofrezco el servicio de "facilidades de pago"... no te jode.

18 de enero de 2007

Laus Pigritiae

EN ROMAN PALADINO: “ELOGIO DE LA PEREZA”

Por El Escritor en El Tejado


Con diversas y sabrosas ilustraciones

y prólogo de Orgasmo de Rotterdam

Apvd La Rueca

MMVII


“Nos deleita y sorprende nuestro amigo el Escritor con este elogio de la pereza, para cuyo título se inspira en el por mal nombre llamado Elogio de la Locura escrito por mi hermano Erasmo. Digo por mal nombre porque la traducción más veraz a la lengua castellana de su Laus Stultitiae sería Elogio de la Estupidez. Estas cosas pasan cuando se contrata a traductores de segunda.

Argumenta nuestro autor que, de no ser por este mal llamado vicio de la pereza, que nos empuja a discurrir formas cada vez más avanzadas para trabajar cada vez menos, seguiríamos en las cavernas como nuestros requeteancestros, sin ninguna de las comodidades de las que goza el mundo civilizado.

Y aunque dichas razones choquen con todos los postulados de la teología, no debe andar desencaminado el autor, dado que el demonio Belphegor, que ilustra la portada de aquesta obra, se considera a la vez, paradójicamente, causante de la pereza y de inducir a la gente a realizar descubrimientos.

Lean, pues, ilustres lectores, sin remolonear o emperezar, la inspirada obra que dicho escritor nos ofrece, y disfrútenla sin fatigarse en demasía.”



¡Oh tú, la denostada
la calumniada pereza
madre del humano ingenio
y de las ciencias abuela!

¿En la noche de los tiempos
por qué se inventó la rueda?
¿no fue porque cargar pesos
o andar nos daba pereza?
¿No se inventó la escritura
por simple y pura pereza,
por no tener que aprender
diez mil datos “de cabeza”?

Por idénticos motivos
se inventaron las escuelas,
que soportar todo el día
a los hijos ¡da pereza!
Por razones perezosas
avanzan todas las ciencias
(como aquello que llamaban
descomposición de fuerzas).

Máquinas, fábricas, coches…
todo lo que llaman técnica
no es sino un elaborado
ejercicio de pereza.
¿Y qué decir de esos trastos
que hacen tareas domésticas?
Que lavar, planchar, fregar…
¡nos provoca una pereza!

Otrosí: “Fundas polares”
una genial ocurrencia
de uno al que hacerse la cama
daba matinal pereza.
Sólo un hallazgo calculo
que no fue de la pereza
fruto, sino precursor:
¡El logro de la cerveza!

Y si acabo aquí estos versos
no es por falta de ideas.
Como pueden suponer:
Escribir me da pereza.

13 de enero de 2007

Bono

Mis queridos lectores: me llena de orgullo y satisfacción (como dice el Rey) el haber recibido, tras un mes de ausencia, tan inmediatas y gratas visitas, así que intentaré cumplir con mi despropósito. Como dicen los toreros: "Va por uhtedeh".

Y además, por una vez y sin que sirva de precedente (otra frase hecha, ¡cómo estamos!) hoy voy a hablar bien de un político... ¡socialista!


Lo cierto es que este post me lo han dado hecho. Ha sido esta mañana, viendo, mientras desayunaba, una entrevista a José Bono en Antena 3. El entrevistador era Ramón Arangüena, conocido por las preguntas con las que enbroma a los invitados. Bono, como no podía ser menos, estaba contestando con su habitual dejparpajo. Pero lo mejor de la entrevista ha sido el diálogo que reproduzco a continuación:

Arangüena: Señor Bono, se dice que durante sus tiempos de presidente de Castilla-La Mancha nunca salía usted de casa sin dos cosas: El cepillo de dientes y un fotógrafo.

Bono: Eso no es cierto... A veces olvidaba el cepillo de dientes.

Con lo que ha dejado a Ramón Arangüena "plantao", como dicen en mi pueblo.

Aunque suene a tópico, una de las virtudes que más agradezco en una persona es el sentido del humor. Encontrar hoy en día un político que no carezca de ese sentido (entre otros) es de por sí una proeza. Pero encontrar un político que además de tener sentido del humor sepa reírse de sí mismo... ¡eso es más difícil que encontrar una mujer en la cama de Boris Izaguirre!

Bono, cuando comenzó su carrera política debió haber parafraseado a Nerón: ¡¡Qué gran humorista muere conmigo!!

En cualquier caso, creo que todos agradeceríamos más intervenciones de este estilo, en lugar del triste circo al que los congéneres de D. José nos tienen acostumbrados. ¿No les parece?

12 de enero de 2007

Des-Propósito

Propósitos de año nuevo, como las promesas electorales, no se cumplen


Para Año Nuevo sólo había hecho un propósito...

¿Adivinan?

Sí, era "Publicar todos los días un post nuevo en La Rueca".

Pero esto es lo que hay.

¡Qué poca fuerza de voluntad!

A veces no sé cómo me soporto.