25 de junio de 2006

Yo también quiero un canon

¡Insumisión Fiscal YA!
Manual rápido para Saber Ganar Algunos Euros sin dar un palo al agua...


Me levanté esta mañana con la noticia de que el desgobierno, aparte de la reciente aprobación de la L.O.L.A., ha reformado la ley de propiedad intelectual incluyendo, a instancia de la SGAE (¿se puede decir SGAE en internet?) el famoso canon o impuesto sobre CD’s, DVD’s, Reproductores de MP3, Fotocopiadoras, y en general sobre cualquier medio físico susceptible de reproducir contenidos protegidos por dicha ley… me pregunto si también recaerá sobre los cartuchos de tinta para impresora, las pizarras y tizas escolares y las tablillas de barro para escritura cuneiforme.

Asistimos, pues, a una regresión al feudalismo, donde cada grupo, asociación o peña vinculada al poder, tendrá el privilegio de exigir diezmos, tasas, pechos y gabelas, como aquellos que en la Edad Media se imponían sobre puentes, cruces de caminos y demás ocurrencias que el noble, abad u obispo de turno imponían para satisfacer sus necesidades financieras.

Es obvio señalar que tal medida, a más de una canallada me parece no sólo ilegal sino contra derecho. Se pretende con ella castigar por un posible delito a todo aquel susceptible de cometerlo. Algo así como si a todo el mundo nos dieran una solfa de guantazos preventivos, por si alguna vez nos hacemos merecedores de ellos. ¡Maravillas de la democracia! ¡Vivan las “caenas”!

Pero el común de los paganos no tenemos poder para cambiar este neofascismo con piel de cordero, así que en lugar de enrabietarme propongo a otras instituciones perjudicadas que exijan del gobierno similares medidas. A saber:

1.- Canon sobre cualquier comestible. Para resarcir a la industria hostelera de la insolidaridad de los ciudadanos y ciudadanas que cocinan en su casa.

2.- Canon sobre las tarifas telefónicas. Para resarcir a los autores de toda frase o texto registrado cuando éste sea pronunciado por el vulgo sin haber solicitado licencia del titular del copyright.

3.- Canon sobre cámaras y demás material fotográfico. Para resarcir a los fabricantes y vendedores de postales de las pérdidas producidas por los pérfidos turistas que toman sus propias imágenes de paisajes y monumentos.

4.- Canon sobre el combustible. Para resarcir a los taxistas, transportistas y conductores de autobuses de las pérdidas que les ocasionan los malvados conductores que recorren en su propio vehículo las rutas que ellos cubren.

5.- Canon sobre el agua potable. Para resarcir a los embotelladores de agua mineral de la perversidad de quienes aprovechan sus envases para rellenarlos gratis en diversos grifos o manantiales campestres.

6.- Canon sobre los productos insecticidas. Para resarcir a las empresas de “control de plagas” (antes fumigadores) de la sevicia de los ciudadanos que osan matar por su cuenta los insectos de su hogar.

7.- Canon sobre los periódicos. Para resarcir a los fabricantes de papel higiénico, papel de aluminio y gorros playeros de las pérdidas ocasionadas por los multiformes (y claramente abusivos) usos de la prensa escrita.

8.- Canon sobre las tarifas de conexión a Internet. Para resarcir a los editores de periódicos de las pérdidas ocasionadas por la racanería de quienes leen diarios digitales

9.- Y por fin, para no extenderme más, el mejor de todos: el día que los gilipollas vuelen, Iberia tendrá derecho a cobrar un canon a políticos socialistillos, cantantes intelectualoides, directivos de la SGAE y demás sobapoltronas y mamadores del erario público.

No nos callamos ni debajo del agua
POSTDATA: Es posible que a partir de este post la SGAE denuncie al pobre autor, le cierre el Blog y le cobre una multa que le obligue a embargar el tejado, como ocurrió con la Frikipedia. Por si a los señores oscuros Teddy Bautista y Pedro Farrés les queda alguna duda, les confirmo que apoyo la campaña en contra de su avaricia, su caradura y su prepotencia.

REQUETEPOSTDATA: Sin embargo, yo no cobro derechos de autor, así que autorizo a todo hijo/a de vecino/a a reproducir el texto/a de este/a artículo/a (corrección político-lingüística ante todo).

24 de junio de 2006

¡Viva la Lola!

A cualquier cosa le llaman arte urbano

ASTRACANADA LEGISLATIVA

EN UNA JORNADA

CON FINAL FELIZ

Y ACOMPAÑAMIENTO DE FANFARRIA




De la guisa que contemplan
en la foto superior
encontréme esta mañana
la pared del caserón
donde habito.

¿Quién ha escrito
-pregunté con frenesí-
semejante mamarracho
zafio, tosco, burdo y vil?
¿Fue acaso un energúmeno
alevósico y traidor
que pretende que al leerla
me pille una depresión?
¡Mayordomo! -grito al punto-
¡¡¡¡Mayordomo!!!!

¿Sí, señor?

¿Tú has visto lo que han puesto
con pintura o con espray
ensuciando la fachada
y cabreándome? ¡caray!

Ya lo vi, señor… ¿qué quiere
que le diga? ¡Es lo que hay!

¡¿Cómo?! ¡Y te quedas tan pancho!
Ya estás cogiendo un pincel
y a lo largo y a lo ancho
me repintas la pared.

No lo haré, señor -responde-

¿Cómo tal osas, felón?
-digo extrañado, pues Sigfried
siempre ha sido cumplidor-.

No lo haré porque no quiero
que me enchironen, señor,
que lo ha prohibido la L.O.L.A.
y obedecerla es razón.

¿Y quién, voto a tal, es esa
Lola con la que me sales
que hace que te me rebeles
me repliques y me enfades?
¿Quién, voto a Bríos, es esa
señora tan principal
que enajena tu sesera
y niega mi autoridad?

Aquí Sigfried se puso en plan dramático
y puesto en situación dodecasílaba
me recitó con docto tono enfático:

Dama alguna no es, señor, sino la última
Ley Orgánica de Libertad Artística
que aprobó ayer de forma democrática
el gobierno en sesión concurridísima
ordenando que “cualquier obra pictórica
o grafiti o pintada en la vía pública
se declare ‘pieza artística e histórica’
‘bien monumental’ y hasta ‘atracción turística’
-que para quien goza de las artes plásticas
cualquier tapia ha de ser propicia y lícita-.”
Y otrosí ordena que “si algún retrógrado
capitalista, fascista y burgués pérfido,
sea rico o pobre, sea médico o cartógrafo
sea ministro o militar, civil o clérigo,
se atreviera con alevosía y cólera
a cargarse alguna de estas obras únicas
con aguarrás, o con brocha, o con espátula,
confinado quede en una cárcel lóbrega
y sambenitado con coroza y túnica
pase el resto de sus días en la ergástula”.
Así que… si el señor me lo disculpa
no seré yo quien cargue con la culpa.

¡Me cago en la leche!
-exclamo indignado,
perdiendo los nervios
y echando venablos-
¡Si el plan ibarreche
se hubiera aprobado
te juro que menos
me habría enfadado!
¡Que venga el gobierno
con tal disparate
a decir que trague,
que peche y que aguante
si es que en mis paredes
a algún cagaescuerzos
le apetece un rato
hacer el cabestro!
¡Que un esgarramantas
tenga más derechos
que yo, que estos muros
compré con mi esfuerzo,
¡yo!, que por ahorrar y
poder al casero
pagar, ha veinte años
¡veinte! que no almuerzo!
¡¡Venganza!! ¡¡Venganza!!
¡¡Esto clama al cielo!!
te juro por éstas
que mañana mesmo
agarro las brochas
y me voy derecho
a la residencia
de tal desgobierno
que llaman Moncloa
y allí, por mis huevos,
les pinto un Goya,
dos Van Gogh, un Greco,
un Miró, “Las Lanzas”
de Diego Velázquez,
y a Quijote y Panza,
y como remate
un retrato ecuestre
de Franco en avión.
Y hasta que no acabe
juro, ¡vive Dios!
que no han de sacarme
salvo que sea con
los pies por delante
dentro de un cajón.

Y así que terminé tal parlamento
dijo Sigfried, que en esto es un portento:

Señor, si me permite una idea,
se puede aprovechar la coyuntura,
que si bien la pintada es ajena
es de usted la pared y la estructura
Y puesto que no hay ley que ilegitime
que el propietario de este arte moderno
-como es costumbre- al público lo time
montando de esperpentos un museo,
¿Por qué no trata de sacar tajada
cobrando a quien contemple la pintada?
Creo yo que se puede, según miro,
matar así dos pájaros de un tiro…
Le llamamos “Museo de La Rueca”
usted almuerza, paga la hipoteca,
y en plan conceptual luego defeca
y hace una exposición de mierda seca.

Así que he puesto un marco a la fachada
y cobramos diez euros por la entrada.

23 de junio de 2006

Publicidad engañosa

No es lo que parece
¿MÁS INTRIGA DE CURAS Y EVANGELIOS?... PUES NO, YA ERA HORA

Mi archienemigo el Maese Escriba, de quien no les había hablado aún, me hace llegar una denuncia por publicidad engañosa. Arguye el Maese que anuncio “La Rueca” como “libelo de pensamiento, cultura y opinión” (ver recuadro superior derecho), y que aún no ha visto nada a lo que pueda llamar cultura.

Supongo que buscará el Maese reseñas de teatro hipersurrealista o de pintores malditos… lamento decirle que no llega todo eso a mi aldea, y aunque llegara me seguiría pareciendo un concepto tan birrioso de arte que no lo comentaría. En su lugar hoy voy a hablar de literatura. O al menos de libros. Asunto que además me viene muy bien ya que aún no he hablado del Código da Vinci, y no hay sitio en la red donde no se encuentre alguna que otra referencia al susodicho.

En realidad respecto de tal obra voy a extenderme poco. Literariamente hablando (por no entrar en discusión religiosa): su argumento, estilo, construcción de personajes, verosimilitud, etcétera, se pueden resumir en tres palabras: Es una mierda.

Con esto concluyo la referencia al panfleto en cuestión y paso a la obra de la que les quería hablar. El otro día compré, no sin recelo, otro best-seller que se anunciaba con estas palabras “El libro que en Estados Unidos recomiendan leer tras El Código da Vinci”. “¡Más miedo! -me dije- ¡No sólo lo equiparan al bodrio del Dan Brown sino que además lo recomiendan en Estados Unidos!”.

A pesar de eso lo compré. “La Ecuación Dante”, rezaba el título. La autora una tal Jane Jensen. El resumen de la contraportada me pareció interesante, aunque no esperaba gran cosa. Me llamó la atención sobre todo que no anunciara secretos eclesiásticos sino judaicos. “¡Mira! –pensé- ¡esto sí que es raro! Vamos a ver por dónde sale”.

Total, que comencé con escepticismo, continué con interés creciente y terminé devorándolo en dos largas noches. No les voy a destripar el argumento, sólo les diré que el libro es mucho más de lo que anuncia. Se nos está vendiendo como una de tantas secuelas aprovechadas del panfleto davinciano lo que en realidad es una dignísima obra de ciencia ficción plausiblemente tramada, bastante bien ambientada, muy bien basada científicamente, suficientemente bien escrita, y desde luego mucho más digna de encomio y de lectura.

No está destinada, desde luego, a convertirse en ningún hito de la literatura estadounidense, pero al menos entretiene de forma convincente. Por favor, si alguien tiene la tentación de perder el tiempo con El Código Da Vinci, que lo pierda un poco menos y se lea La Ecuación Dante. Y que conste que no llevo comisión de la editorial.

22 de junio de 2006

Aquellos animadísimos dibujos

Míralos qué felices, el par de vividores
Mucha gente se queja de los modernos dibujos animados, como ese niño maleducado y salido de Shin-Chan, esa especie de museo de las mutaciones radiactivas que son los Pokemon o esa bola de billar amorfa y alienígena de Doraemon.

Añoramos -decimos- las series de nuestra niñez. ¡Qué valores tenían! -proseguimos- ¡Qué hermosas historias! -continuamos- ¡Cuánto nos enseñaban! -concluimos-.

Pues me dispongo a demostrar, damas y caballeros, la gran falacia que se esconde tras nuestra nostalgia. Tras luengas cavilaciones he descubierto con asombro que aquellos dibujos animados eran iguales o peores que los actuales, mal que me pese reconocerlo. Analicémoslos:

- La vuelta al mundo de Willy Fogg: Una serie cuyo argumento se basa en una apuesta claramente fomenta la ludopatía.

- Marco: ¿Qué pretendía decirnos? ¿Qué es bueno escaparse de casa? Y eso de estar todo el día con el mono… en fin, luego dicen que los jóvenes se drogan. Otro tanto se puede aplicar, por cierto, a Pippi Calzaslargas.

- Los Trotamúsicos: Claramente fomentaban la vagancia y el parasitismo social.

- Heidi: Quería hacernos creer que la vida se resume en corretear por las praderas sin vender una escoba. Su mayor responsabilidad era dar de comer al pájaro, ¡ya ves!

- David el Gnomo: Una serie en la que el bueno es siempre el médico que vive en una hermosa casita y tiene un zorro turboinyección, y los malos son los pobres sucios y con mocos que viven en las cuevas. Claramente insolidaria y burguesa.

- Los mosqueperros: Esa frase de “todos para uno y uno para todos” podría ser un lema del día del orgullo gay.

Otras parejas animales, como Tom y Jerry, Silvestre y Piolín o el Coyote y el Correcaminos nos enseñaban a burlarnos de la desgracia ajena… que además siempre le tocaba al más inteligente de la pareja. Es decir, fomentaban la ignorancia y el gamberrismo.

Eso por no hablar de Barrio Sésamo… ya sé que la idea no es mía, pero: ¿cómo puede ser modelo para nadie un erizo rosa que se pasea todo el día desnudo y luego se pone el pijama para dormir? Luego se extrañaran de las pintas que llevan los jóvenes…

Y si a alguien se le ocurre algún ejemplo más, que lo diga.

21 de junio de 2006

La Mala Reputación

Ese artefacto maldito
Uno se siente un poquitín culpable por no haber publicado nada en una semana… ¡Qué se le va a hacer! ¡No siempre se está igualmente inspirado! De todas formas, gran parte de la culpa la tiene la “rebañeidad”.

(Rebañeidad: Dícese de la característica muy propia del ser humano de sentirse culpable si no sigue las ordenanzas de la mayoría social o rebaño).

El rebaño considera a sus semejantes buenas o malas personas en orden a la adecuación a unas normas sociales. La no adecuación a dichas normas produce inmediatamente los que Georges Brassens denominaba “La Mala Reputación” en la canción homónima.

Una parte principal de esas normas son las relativas a la regulación del horario, cuya máxima inicial es: “A quien madruga, Dios le ayuda”.

Efectivamente, en el rebaño se mide la responsabilidad, la capacidad de trabajo y en general la bondad intrínseca de cualquier miembro por la hora a la que sale de la cama. Dos pecados contravienen, pues, la norma antes citada: levantarse tarde y trasnochar.

Pero si analizamos con detalle esta normativa, veremos lo gratuito de sus juicios. Lo haremos con dos ejemplos.

- El sujeto A se levanta a las siete de la mañana, trabaja de ocho a dos de la tarde, vuelve a trabajar de cuatro a seis, pasa el resto de la tarde en tareas no relacionadas con el trabajo y se acuesta a las diez de la noche. Tenemos, por tanto, ocho horas de trabajo y nueve de sueño.

- El sujeto B, en cambio, se levanta a las diez de la mañana. Trabaja de once a dos. Luego se echa una siesta de tres a cinco de la tarde y trabaja de cinco a ocho. Tras un tiempo de ocio vuelve a trabajar de doce de la noche a cuatro de la madrugada y duerme de cuatro a diez. Suman en total diez horas de trabajo y ocho de sueño.

El resumen es: El sujeto B trabaja más y duerme menos que el sujeto A. De lo que se deduciría en buena lógica que el sujeto A es menos trabajador y más dormilón, ¿no?

Pues no, visto desde la normativa del rebaño, el sujeto A es una persona responsable que, gracias a sus correctos hábitos de sueño, aprovecha debidamente todo el día; mientras que el sujeto B es un vago y un irresponsable que lo hace todo a trompicones y no es digno de la confianza de la sociedad.

¿En qué se basa el rebaño para hacer tales afirmaciones? En conceptos pretecnológicos y atavismos instintivos, de cuando el hombre, como las gallinas se regía exclusivamente por el sol, olvidando que hoy tenemos adelantos como la luz eléctrica.

Y yo cuando mejor escribo es de madrugada. Que, como decía Brassens "Yo no pienso, pues, hacer ningún daño queriendo vivir fuera del rebaño".

Pero no siempre se puede ser un sujeto B impunemente. Y es que, como sigue diciendo la canción: “En el mundo, pues, no hay mayor pecado que el de no seguir al abanderado".

15 de junio de 2006

Elogio de Caín

Caín corroído por la envidiaPor lo visto hoy se había convocado una manifestación de profesores de secundaria. Al menos eso es lo que he oído en la radio mientras Sigfried calentaba la sopa de mi frugal colación (el chuletón venía luego, pero eso no hace al caso).

– ¡Cáspita! (he exclamado educada y mentalmente) ¿De qué va esto?

Y he aguzado el oído tras ordenar a mi mayordomo que se estuviera quieto con los cacharros.

Así me he enterado de que los profesores de Castilla la Mancha se quejaban de algún nuevo reglamento emanado por la consejería de turno. Parece ser que según ese reglamento: 1/ Sus funciones de vigilantes del alumnado (sí, he escrito vigilantes, es lo que hay) deben extenderse más allá del horario lectivo. 2/ Los alumnos, a través de cauces democráticos y modernísimos, podrán tomar parte en el establecimiento de normas de conducta en el aula.

Triste y desalentado he escuchado la conclusión de la noticia: los mismos sindicatos convocantes reconocen el fracaso de la convocatoria. “Por supuesto, -he pensado-, si la inspección te monta el pollo y te abre expediente por tener la osadía de no llegar al instituto por la minucia de hallar un palmo de nieve en la carretera, imagino que por secundar una huelga pueden someterte a torturas como escuchar la discografía completa de David Bisbal”.

Pero esta noticia que me ha dado pie para la página de hoy es sólo la punta de ese iceberg a la deriva en que se ha convertido el sistema educativo español; también llamado el “Cuento de las Tres Mentiras”, porque

a) ni es sistema (un sistema debe ser estable y ordenado, y no el arma arrojadiza de los politicastros del momento).

b) ni es educativo (también decían en la radio que nuestro nivel educativo es más bajo que el de Bulgaria o Rumania, aunque nos consuela saber que superamos el de Portugal y… ¡Malta! –menos mal-).

c) ni es español (porque el programa –ahora se llama currículo-, la normativa, los sueldos y los temarios de oposiciones los fijan ya las comunidades autónomas).

Y al hilo de esa noticia, y del despido de la universidad de mi admirado escritor Enrique Gallud Jardiel me he hecho la siguiente reflexión histórica, que les dejo aquí para su ilustración, valoración y digestión:

Antaño la sociedad premiaba al buen estudiante. Todos los padres presumían de las notas de sus hijos, a los que dichas calificaciones auguraban un futuro halagüeño. Los niños y los adolescentes, en mayor o menor medida, procuraban aprovechar los estudios, y el que no lo hacía se sabía condenado al ostracismo de los analfabetos, a que la gente lo mirara mal por no haber sido capaz de sacarse el graduado. Temían un suspenso como un rayo y repetir curso como un pedrisco. Aquellos padres que no habían podido terminar la primaria por auténtica falta de medios en todos los niveles, obligaban a los niños a estudiar en el colegio y eran capaces de los mayores sacrificios por enviar al hijo al instituto, por lejano que éste estuviera. Y los que podían enviarlo a la universidad… ¡oh musas, oh lares!… ¡Era la máxima dicha de la familia! Señalemos de paso que el buen estudiante varón gozaba de un cierto ascendiente sobre las féminas, que veían en él un compañero responsable al que arrimarse con intenciones nupciales. Y si era la chica la que destacaba en los estudios, se alzaban sus logros como estandarte del feminismo.

Pero llegó la democracia: ¡¡¡Todos somos iguales!!! Y como tontos, vagos y delincuentes ha habido y habrá en todas las épocas, nuestros geniales políticos se dijeron: ¿cómo aplicar la igualdad en la educación? Y dieron con la solución entre comisión y mariscada.

- ¡Señores! –dijo un pedagogo que había sido contable- ¡Aplicaremos el método, por demás científico, del mínimo común múltiplo! Si los tontos no pueden dejar de ser tontos, los vagos no quieren dejar de ser vagos y los delincuentes no dejan de delinquir, convirtamos a todos en tontos, vagos y delincuentes.

Y así nació la LOGSE bajo el lema: “¡El niño…!” No, perdón: “¡El Alumno es el protagonista, no el objeto, de la enseñanza!” Y con el alumno sus padres. Y con los padres las limpiadoras, los bedeles, y un gato que pasaba por allí (le llamaron personal no docente). Y se inventaron los consejos escolares.

Y en cuanto a esa panda de malvados fascistas de ideas reaccionarias llamados profesores (rebautizados como personal docente en un claro ejercicio de igualdad con el personal no docente), empeñados en constreñir el libre desarrollo de la personalidad del alumno, que no se atrevan a dudar de la buena intención del mismo, que, si no estudia, el fallo es de los docentes, que son unos carcas, y de los programas, que están mal hechos, y de los libros, que no se entienden, y de la historia, que está mal escrita, y de las ciencias, que son un rollo, y de la lengua, que es un galimatías.

De aquellos polvos vinieron aquestos lodos: los colegios y sobre todo los institutos se han convertido en corrales de ganado donde se encierra a los alumnos para que no molesten en su casa. El que aprueben o suspendan es lo de menos, ya que con tres o cuatro suspensas pasarán al curso siguiente, y gracias a ese milagro llamado promoción automática, también los que suspenden once pasarán de un curso a otro por no dejarlos atrás, pobrecitos. De ese modo, a ese alumno inoportuno y discriminador que quiera destacar sobre los demás se le quitarán las ganas de estudiar, pues verá que el resultado final es el mismo. Y a aquel nene gracioso y zangolotino a quien su creatividad sugiera escupir al profesor, fumarse unos porros en clase o pintar de mierda (literalmente) los pasillos, se le dejará en paz, en aras de su correcta integración en la comunidad educativa.

Los padres y madres y progenitores y progenitoras y personal no docente decidirán cuál es el horario más adecuado y las posibles sanciones a aplicar en caso de falta, por supuesto. Que no se piense el personal docente que, por el simple hecho de haber aprobado una carrera y unas oposiciones está más cualificado o es mejor que el resto. (No sé si he dicho que todos somos iguales).

Así, en esta escala social tan moderna y tan democrática, donde se premian el chanchullo, la ignorancia, el caciquismo, la descalificación, el insulto, la estafa, la ociosidad y el gusto al cuerpo, los alumnos que salgan de nuestras aulas estarán perfectamente preparados para asumir su rol. Por supuesto, algunos irán a la universidad, donde perpetuarán el sistema en una adolescencia eterna repitiendo primero una y otra vez. Y si, después de tan magno esfuerzo de igualación, algún elemento egoísta y malvado insistiera en ser mejor que los otros y se atreviera a conseguir un título universitario, el sistema democrático lo condenará al paro, para que aprenda que no es más que nadie ni tiene más derechos por haberse matado a estudiar.

Y por eso vienen que ni pintados aquí estos versos de Machado, al que hay que darle más razón que a un santo:
Caín mata a Abel con una quijada de burro que encontró allí al lado

La envidia de la virtud
hizo a Caín criminal…
¡Gloria a Caín!, hoy el vicio
es lo que se envidia más.



Porque como demuestra ahora la LOGSE, la culpa de su propio asesinato fue de Abel. Por trepa, por egoísta y por insolidario.

14 de junio de 2006

De cómo me convertí fugazmente en profesor de música

Debido entre otras cosas al abusivo precio de los garbanzos de bote y al sueldo de mi mayordomo Sigfried, mi economía comienza a estar en un estado algo inestable. Es por eso por lo que la semana pasada decidí poner un anuncio en la prensa ofreciendo mis servicios como profesor de Armonium (peculiar y satisfactoria afición de la que quizá les hable otro día).

El Armonium (o armonio, o harmonio, o harmonium) -para aquellos que no lo sepan-, es un instrumento musical parecido al órgano. Digamos que es algo así como el órgano de los pobres. En su composición, -bastante parecida en lo básico a su hermano el mayor-, se sustituyen los solemnes tubos de difícil factura y esbelta figura por unas ridículas lengüetas metálicas, a manera de armónica desmesurada, en las que se insufla el aire por unos fuelles que acciona el mismo ejecutante. Se ahorra así la cuota del gimnasio, con lo que matamos dos pájaros de un tiro. Pero me estoy yendo del tema…

Un par de días después de poner el anuncio recibí en mi casa a una monjita a la que su comunidad enviaba a aprender música, pues la organista del convento, a sus ochenta y siete años, clamaba ya por la jubilación. La clase se desarrolló en estos términos.

- Buenos días, hermana. Le garantizo que va a aprender usted a tocar el armonium en una semana. Comenzaremos por las tónicas.

- No, gracias, yo sólo bebo agua. Además, no sé si el voto de castidad me permite beber a solas con un hombre.

- No, no, hermana, se confunde usted. Se llama tónica a la nota que da nombre a una tonalidad… Depende de los bemoles y sostenidos de la armadura.

- ¿Qué armadura? ¿Aquella del pasillo?

- Eh… Luego le explico. Decía, que en una tonalidad hay básicamente tres acordes: la tónica, la subdominante y la dominante.

- ¡Huy! Mire, yo de dominante nada… el voto de obediencia, ¿sabe?

- No, la dominante es la quinta… Bueno, es igual, luego le doy una tabla de acordes. Para poder tocar todos los acordes en una sóla octava…

- Perdone, pero es que yo de ciencias… entre las quintas y las octavas me voy a hacer un lío. Yo sólo entiendo de novenas, ¿sabe?

- ¡No…! Me refiero a la octava nota empezando por la tónica. Repito: Para poder tocar todos los acordes en una sóla octava se pueden hacer distintas inversiones.

- Pues eso no va a poder ser.

- ¿Por qué no?

- ¿Cómo voy a hacer yo inversiones, si con el voto de pobreza no tengo ni para pipas?. Además… ¡¿No pretenderá usted venderme sellos de esos?!

(Ahí empecé a perder la paciencia)

- ¡Bueno! Vamos a ver, hermana: ¡tóqueme usted la escala!

- ¡¡¿¿Qué le toque qué??!!

- ¡La escala! ¡Doremifasollasidó!

- Pero buen hombre, si yo no he tocado eso en mi vida… Y a todo esto… ¿esos palos blancos y negros para qué sirven?

- ¡¡¡……!!!

Llegados a ese punto, ante la más que probable conclusión de la clase con un atentado contra la integridad física de la hermana, la despedí y le recomendé que a partir de ahora en el convento canten con acompañamiento de cántaro y alpargata o botella de anís y cucharilla.

Pero después de todo, el Armonium me sacará de mis apuros económicos. Visto el éxito de mis clases he decidido venderlo. Se aceptan ofertas.

13 de junio de 2006

El Derecho a la Pereza


Esta foto, hallazgo de mis pasadas vacaciones, ilustra toda una filosofía de vida. Por respeto a las intenciones del autor de la pintada, no escribiré nada más acerca de la misma.

10 de junio de 2006

El Peón del Rey de Negras

Tengo a Santa Mula trabajando a destajo, la pobre. Y a pesar del mal trato que le doy, hace un par de días me trajo un regalo, una canción de Mecano, cuyo título da nombre al post de hoy, y que comienza así…

Negro, bajito y cabezón
sólo pude ser peón
de negras.
Lo más chungo en ajedrez.

Luego con arrojo y tesón,
y la estricta observación
de las reglas
llegué hasta peón del rey,
pero de peón
la única salida
es la revolución…

Cuando la oí reconocí la melodía, que debía estar en alguna parte del confuso baúl de mi memoria adolescente. No así la letra, espléndida metáfora (que no copio completa para no desatar sobre mí las iras de la SGAE). En fin, después de escucharla dos o tres veces mientras conducía en lo oscuro de la noche, no dejo de pensar la razón que tiene la cancioncita.

Me pongo en la piel de ese peón sufrido y cumplidor, que se deja la piel al servicio de su amo y al final consigue ascender a peón de rey. Pero entonces se da cuenta de que no deja de ser peón. Y de que lo único que ha conseguido con el ascenso es arriesgarse a que el monarca, que culea de estribor, le “enfile por Detroit”.

Así que el peón decide liarse la manta a la cabeza y de paso liarse a palos con quien puede, lamentando seguramente que las malditas reglas no le permitan ir hacia atrás para poder mandar a Parla al aprovechado del jefe.

Y si cayese, compañeros, no quiero que lloréis, no quiero… -aconseja nuestro héroe- "Con lo necesitada que está la reina -piensa el peón-, cuando estemos en la caja de las fichas le voy a añadir a la corona del rey un buen par de cuernos. Se lo tiene merecido. Por imbécil y por chulo."

Cuando se es peón, la única salida es la revolución… ¡Y cuánta razón tienes, compañero!

9 de junio de 2006

El asesino es el mayordomo

Tras dos días de total imposibilidad creativa, esta tarde he llamado a mi presencia a Sigfried, mi mayordomo.

(Sigfried, por si no se lo había dicho antes, a veces se vuelve negro, a pesar de su origen palenciano, pero por vergüenza no suele hacerlo delante de mí. Normalmente tiene la pálida apariencia flemática de todo buen mayordomo inglés).

- ¿Pero no habíamos quedado que era de Palencia?

- ¡No me interrumpas, Sigfried! ¿Es que un mayordomo inglés no puede ser de donde le plazca?

Sigfried se ha mantenido, pues, en un respetuoso silencio, esperando mis órdenes.

- ¡Sigfried! No sé qué escribir hoy en el blog. Y ayer tampoco escribí. Haz algo.

A los diez minutos, Sigfried ha aparecido de nuevo con un auto sacramental, un ensayo sobre física nuclear y un anuncio de calcetines, para que eligiera.

- No, Sigfried. No me refería a eso. Quiero escribir yo.

- Si el señor me permite una sugerencia…

- ¡Eso te estoy pidiendo! –respondo malhumorado-.

- Le recomiendo que lea algún libro que pueda inspirarle.

- Me parece bien. Elige uno tú mismo.

Al rato Sigfried ha aparecido con las “Meditaciones Transmodorras del Ectoplasma Intrametafísico”, de Kafka.

Pero estoy tan enganchado a su lectura que ahora no puedo parar para escribir. Así que he tenido que ordenar a Sigfried que escriba este post. Siempre se sale con la suya, el maldito.

7 de junio de 2006

Perder el juicio

Mario Torrecilla: Los brazos de la injusticia
TRAGEDIA JURÍDICO-CIRCENSE
EN UN ACTO

En escena la sala de un tribunal. Al fondo, la clásica estatua de la justicia, pero con tres vendas sobre los ojos. En uno de los platillos de la balanza una saca con el símbolo del Euro. Aparecen:
- El Juez, llevando una vistosa toga dorada y un bastón de majorette.
- El Fiscal, que se adorna con una hermosa toga de piel de víbora.
- El Jurado, compuesto por once buitres y una cotorra que actúa de portavoz.
- El Acusado

JUEZ: Se abre la sesión. ¿Conoce el acusado los cargos que se le imputan?

ACUSADO: No, señoría.

JUEZ: Ni falta que hace. Señor fiscal, léale al acusado sus derechos.

FISCAL: Con la venia. Tiene derecho a ser condenado. Todo lo que cualquier testigo diga será utilizado en su contra.

ACUSADO: ¿Y mi abogado?

JUEZ: ¿Quiere que le acuse de desacato? Bueno, pues lo quiera o no le acuso.

ACUSADO: Pero…

JUEZ: Van dos. Veo que el acusado no escarmienta. A la tercera lo condeno sin más.. Señor fiscal, proceda.

FISCAL: Con la venia. Según los testigos de la acusación, que no han venido pero son de toda confianza, el acusado es reo de alta traición y conspiración con las agravantes de alevosía y ocultamiento.

JUEZ: ¿Tiene el acusado algo que alegar?

ACUSADO: Sí, señoría, eso es mentira. Quiero llamar a mis testigos.

FISCAL: ¡Protesto!

JUEZ: Se admite. ¿Puede el fiscal aportar alguna prueba de lo que dice?

FISCAL: Sí, señoría. Tenga… quince páginas de mi puño y letra relatando todas las irregularidades de las que es responsable el acusado. Creo que está bien claro que todo lo dicho es verdad.

JUEZ: (Echándole un vistazo por encima) ¡Joder, y tan claro!.... ¡Este tío es un peligro público! Bien; si no hay más testimonios el jurado puede retirarse a deliberar.

JURADO: No hace falta, señoría, estamos todos de acuerdo. Declaramos al acusado culpable. ¿No ve usted qué cara de malo tiene? Estamos seguros de que todo lo que se dice de él es cierto, y aún se quedan cortos.

JUEZ: Fallo, por tanto: Que el acusado es culpable de todos los cargos que se le imputan y de todos los que se le quieran imputar en un futuro. Este tribunal condena al acusado a ser lapidado públicamente. Se levanta la sesión.

(Entre los aplausos del Jurado va cayendo el TELÓN)

6 de junio de 2006

Mi negro no es de color

El escritor, que esta noche está algo trágico (puede ser efecto de la aerofagia o de los espíritus burlones que pueblan las tinieblas) piensa que él también debería acostarse como sus convecinos, para vivir mañana una nueva jornada de esa fábula jocoseria a la que llamamos vida, pertrechado con sus ropajes de civilización y ducha matutina, de café con leche y ojos abiertos. Pero en lugar de eso continúa escribiendo, arrojado por la urgencia del que sabe que quizá no tenga ocasión o deseo de hacerlo de nuevo próximamente. Un murciélago que vuela por la calle emite sus chillidos. Los murciélagos son esos habitantes escondidos de todas las ciudades, de todos los pueblos, de todas las ruinas, más cotidianos aún que las sucias palomas, más ignorados que éstas por sus costumbres noctívagas y poco humanas (algunos incluso dicen que no hacen daño a nadie).

El escritor alza en un nuevo trago el recipiente de aluminio y se da cuenta de que la lata de coca-cola, ahora sí, sin posibilidad de interpretación más optimista, está medio vacía.

– ¿En serio?

– Sí, mire, apenas queda un tercio de su contenido.

– Pues tiene usted toda la razón. Disculpe.

– De nada, entrometido personajillo. Y ahora déjeme proseguir.

El escritor enciende el enésimo cigarrillo del día (últimamente se está fumando una lumbre), y se duele de su falta de originalidad narrativa. Pero parece que todo está inventado. Por otra parte tampoco pensaba presentar este blog al II Premio Eulogio Ruipérez de narrativa posmoderna y políticamente incorrecta. Si no, se habría cagado ya en Zapatero hace un rato.

– ¿Y por qué en Zapatero?

– ¿Y por qué no? ¡Otra vez usted! ¿Es que conoce otro candidato mejor?

– ¡Hombre…! Si le añade una caricatura de Mahoma.

– No, no insista, que ésta no va para el premio. Además, estará amañado.

– Claro, el jurado es de Marbella. Dicen que hasta algún concejal…

– Como si son de Palencia, para mí todos lo mismo.

– Hombre, en Palencia somos más serios.

– Ah, ¿es usted de Palencia?

– A veces. Otros días soy congoleño. El cambio de color hace bonito, ¿sabe?

– Claro, en Palencia debe haber pocos negros.

– Algunos hay, pero son de color. Yo sólo soy negro, por eso extraña.

– Imagino. Buenas noches y dispense, que quiero seguir escribiendo.

– Faltaría más. Usted disimule. A mandar, que para eso estamos.

El escritor piensa en las ventajas de tener un negro a mano para los días en que no le apetezca escribir, como hace su vecino de blogspot Enrique Gallud Jardiel con Morongo… (de paso les recomienda visitar su espléndido blog “Humoradas”, que pueden ustedes seguir en el enlace instalado en la columna de la derecha).

Pero, quién sabe, en estos tiempos de corrección política a lo mejor está mal visto tener un negro que trabaje en lugar de uno, sobre todo si sólo es negro y no es de color. Al final el escritor sí va a tener que cagarse en Zapatero…

5 de junio de 2006

Hagiografías apócrifas: San Emeterio el Asceta

Según antiguas leyendas conquenses, vivió en el Cerro Socorro en época de los reyes godos un santo llamado Emeterio el Asceta, a quien se le atribuyen grandes virtudes y no menores barbaridades, por ser de natural entreverado de serrano y alcarreño.

Si bien el P. Francisco Clavel en su "Vita patrorum eclesiae hispanicae" (Toledo, 1623) no recoge testimonio alguno de la vida de este santo, investigaciones posteriores como la del catedrático Panduro Tortajada ("Martirologio moderno de la España Visigoda", Madrid, 1905) dan por demostrada la existencia de este santo, valiéndose entre otras fuentes de algunos escritos no publicados del P. Benito Feijoo.

"San Emeterio -dice el Dr. Tortajada- nació. De la fecha y circunstancias de tan feliz hecho nada hemos podido averiguar de cierto, pero sí podemos aseverar que nació. Es seguro que tuvo padres, al menos dos: padre y madre. También pudiera ser que Emeterio hubiera tenido algún hermano o hermana pero no queremos arriesgarnos a pecar de inconcretos en tan peliaguda cuestión, por lo que no añadiremos nada al respecto [...] También sabemos que probablemente San Emeterio fuera analfabeto, toda vez que no nos han llegado noticias de escrito alguno suyo, y sí de algunos hechos que cuadrarían a la perfección con semejante condición..."

San Ponciano, obispo y mártirD. Ramón Menéndez Pidal, intrigado por la oscura vida de este personaje decidió investigar en la leyenda popular y así rescató, investigando las leyendas (y de paso las gachas y el vino de cueva) en la cercana aldea de Las Zomas, un romance que incluyó en su libro "Flor novísima de romances viejísimos" (Madrid, Espasa-Calpe, 1939), y que les ofrecemos a continuación.

Algunos autores atribuyen el "milagro de la boina", que en él se relata, a San Ponciano obispo y mártir (cuya imagen -muy venerada en Cuenca- pueden ver aquí, por no haber imágenes conocidas de San Emeterio; y no está demás advertir que no se confunda con el otro San Ponciano papa). No obstante, nos parece más probable la atribución de los hechos a San Emeterio el Asceta. Pero no entretengamos más a la audiencia, y escuchen la hermosa historia:

DE CÓMO SAN EMETERIO EL ASCETA FUE TENTADO POR EL DIABLO QUE APARECIÓSELE EN FORMA DE HERMOSA MUJER, Y DE CÓMO RESISTIÓ LA TENTACIÓN Y SALVAGUARDÓ SU VIRTUD

Escuchad nobles señores
y demás gente discreta
la historia de los milagros
de Emeterio el Asceta
que vivió cuarenta años
sin abrigo y en porreta
dedicado a la oración
y metido en una cueva
en el cerro del socorro
de la alredorá de Cuenca.

Estábase Emeterio
de mañana en oraciones
e aparecióse el malino
a facerle tentaciones.
Aparecióse en vestido
de muller de grandes dones
si no fuera que vestido
no llevaba, ni calzones,
sino que andaba la moza
como su madre echóle.

Vio a la vil moza Emeterio
e desnudo como iba
no llevando sino boina
que allí siempre se fazía
tapóse con ella partes
que pudendas se decían
porque la moza no viesse
lo que el santo allí tenía
e por su causa pecase
que fuera grand tropelía.

Acercósele la moza
con andares de serpiente
mostrándo tener más curvas
que el camino de la fuente
y a Emeterio preguntóle
por dónde se iba a Cañete.

Levanta Emeterio el brazo
alza la mano siniestra
e sujetó la su boina
con la otra mano diestra
e díjole al vil demonio
“Bajando por esa cuesta,
llegaréis, buena señora,
al camino y carretera”.

No se arredra el belcebú
y pregunta al asceta
sabiendo que a contramano
estaba esotra aldea:
“¿Podríais también decirme,
dónde queda Palomera?”
Turbóse el buen ermitaño,
¡nunca en tal otra se viera!
e rogóle al Señor
que en tentación no cayera.
E levantando otro brazo
señala hacia la derecha
“Por aquel valle, muller,
queda a menos de una legua”

¡Espántase el mal dïablo!
¡Mal salióle la su treta!
Que no va a poder tentar
a Emeterio el Asceta
que puestos en cruz los brazos
entrambas manos süeltas
fizo Dios grande milagro:
¡que la boina no cayera!,
e tuviérase tapando
bien firme e bien derecha
las partes nobles que el santo
no usa para coyuendas.
Bufando huye entre azufre
ved qué grandes gritos diera
Loado sea sant Julián
e nuestro Sennor lo sea
e la su bendita madre
que a Emeterio mantuviera
con los dos brazos en cruz
e la boina no cayera
e por modo de milagro
su virtud no padeciera.
Assí Dios nos guarde amén
por los siglos así sea.

4 de junio de 2006

Los Soplaorejas

Me arriesgo a parecer pesimista, amargado, o incluso diputado de UPN, pero es que no puede ser, no puede ser... vengo con los dedos rezumando ganas de jarana, y además me temo que no va a ser la última vez que hable del tema que hoy me ocupa.

Les juro que hoy yo estaba dispuesto, por haber sido domingo, a relatarles el milagroso modo de cómo San Emeterio el asceta resistió con sin par valor las tentaciones del maligno allá en las laderas del Cerro Socorro... pero no puede ser. En su lugar les voy a colocar un apólogo o moralina de padre y muy atormentado señor mío, de la que algún lector (si es que los tengo) quizá saque provecho. Vamos a hablar de Los Soplaorejas.

Probablemente usted no sepa qué es un soplaorejas... y si lo sabe quizá crea en su inocencia que el soplaorejas es algo más o menos molesto pero sin mucha importancia (algo así como una espinilla), pero yo voy a iluminarle y demostrarle que se encuentra usted equivocado...

Soplaorejas: Dícese de la persona que, queriendo dañar la buena fama u honor de un tercero, miembro de la misma corporación, gremio o empresa, dedica parte de sus fuerzas vitales a susurrar (al oído de la autoridad inmediatamente superior de ambos, cuya confianza previamente se ha granjeado en la medida de lo posible) interpretaciones sesgadas sobre hechos con o sin relevancia protagonizados presuntamente o con certeza por ese tercero.

Esperen... así dicho, suena muy académico y no nos enteramos. Les pondré un ejemplo:

Dado un "Conjunto C" de "personas humanas" pertenecientes a un tronco común...

1. Andar vigilando y tomando cumplida nota de que el Subconjunto C', tomado del mismo se reúne con Frecuencia X con el objeto de consumir una Cantidad Q de Subproducto Cárnico P y Subproducto Etílico V... eso es neurosis.

2. Vigilar además si dicho Subconjunto C' se desgaja en los subconjuntos C'' y CC, que a su vez interactúan -ocasionalmente o no- con los Subconjuntos D', L y W'' y con los Elementos b', h, ll, s' y ñ... eso es paranoia.

3. Inferir de dicho cúmulo de relaciones y subrelaciones conclusiones pretendidamente lógicas sobre las conversaciones habidas entre los elementos participantes en ellas y el liderazgo interno de los Elementos r y r'... eso es esquizofrenia.

4. Concluir de todo lo anterior que hay una trama oculta para derribar a alguien de su puesto... eso es transtorno obsesivo-compulsivo.

5. Y, cumplidas las premisas anteriores, el hecho de que los soplaorejas de turno vayan y ejerzan como tales... eso es delito de injurias con agravante de dolo.

Vamos a ver... ¡qué le importa a nadie cuándo y dónde y quiénes y por qué y para qué se juntan unos amigos! A ver, ¿es que nos aburrimos? Hace poco oí decir a mi jefe: "Si alguno se aburre que me avise, que le mando más trabajo". Háganme un favor: aplíquense el cuento, señores soplaorejas... aplíquenselo, háganme caso...

...y déjennos vivir.

3 de junio de 2006

La primera cocacola, otro día


Once de la mañana. Terminadas mis primeras ocupaciones hago una pausa y abro la primera coca-cola del día. Espero que, como dice el anuncio ese del viejo con apellido de maleta, semejante bebida -que consumo a razón de litro diario después del cólico hepático que me causó mi anterior tasa de siete tazas de café- quite el óxido, y no tenga otros indeseables efectos secundarios (eso de que disuelve el oro es claramente una campaña de desprestigio organizada por Pepsi, puesto que no puede haber ningún imbécil que haya hecho la prueba de disolver su anillo de boda)

Claro que, pensándolo bien, si me provocara un cáncer o algo así podría demandar a los fabricantes y forrarme, como hacen otros con el tabaco. Ya me estoy imaginando las latas del futuro: con una esquela que ocupe medio bote diciendo "Beber coca-cola puede ser causa de una piorrea lenta y dolorosa". Yo es que me parto.

Reviso el correo del día, navego por mis páginas predilectas, dejo algún post con bastante mala leche... Así, descargados en la red mis bajos instintos, puedo volver a salir a la calle con una sonrisa y, como decía Libertad, esa amiga de Mafalda: "Verás que divertido es ir por ahí desentonando con todo el mundo".

Con la cafeína y las burbujas va entrando en mí la desidia, que como dijo el Arcediano de Moya, "no es pereza ni es dejadez, sino una combinación de ambas". Mientras en mi despacho se acumulan los papeles y en mi fregadero los cacharros sin usar, mientras languidecen mis plantas, yo me dedico a escribir estas cosas... Apenas empiezo a publicar y ya pienso: ¿Merece la pena traer un nuevo blog al mundo? ¿realmente todos los que nos convertimos en osados autoeditores tenemos algo interesante que decir? Quizá no.

Al final siempre queda la misma pregunta: "La lata... ¿está medio llena o medio vacía?"

2 de junio de 2006

En las horas de la noche


En estas horas luminosas de la madrugada los espíritus y las musas campan a sus anchas sobre los tejados de la aldea... Horas propicias para escribir, para escuchar el piano sublime de Tete Montoliú, y también, por qué no, para empezar con este diario postmoderno que es un blog("moderno" por el uso de la técnica y "post" porque se publica).

Tantas cosas se pueden decir a estas horas... y tantas estupideces, sobre todo, amparado por el silencio y el anonimato... Pero de todo esto ya habrá tiempo. Se ventea en el aire el aroma de un verano aún por estrenar. Y un verano siempre es un verano, aunque algunos no tengamos vacaciones propiamente dichas. Habrá mucho que ver y mucho que escribir sentado en mi tejado. O eso espero, al menos.