7 de julio de 2006

Coches, truchas y conspiraciones

Image Hosted by ImageShack.us¿Quién fue el cretino que dijo que las vacaciones son para descansar? No sé ustedes, pero a mí el verano me está sometiendo a un asedio solo comparable al de Jericó, salvo que los hebreos trompeteros amenizando el asunto se convierten en mi caso en un guirigay de cláxones. Pero, como dijo Jack el Destripador: “vamos por partes”, que precisamente les estoy destripando el final de la historia antes de tiempo.

Para mi suerte o mi desgracia la Aldea del Arce donde se ubica mi tejado está muy cerca de la A-3, o autovía de Levante, o del Mediterráneo, o comoquiera que le llamen ahora esos simpáticos zanganuelos del ministerio correspondiente. Sí, como saben o habrán adivinado, la A-3 es esa incomparable vía que une Madrid con Valencia (más el desvío a Alicante y Murcia pasando por Albacete). Pero además de servir de caminito verde que va a la playa, algunos desaprensivos entre los que me cuento la utilizamos para desplazarnos a los pueblos cercanos.

¡Oh prodigio del transporte! ¡Oh sempiternas musas de la velocidad! ¡Oh… oh… ostras… otro atasco!

(Tal ha sido mi más frecuente exclamación durante las dos últimas semanas)

Efectivamente, yo -que hasta ahora me suponía bendecido por los hados de la celeridad- en los últimos días he desperdiciado “conduciendo” un tiempo equivalente al que se tardó en escribir El Quijote al revés. Ya saben “…emradroca oreiuq on erbmon oyuc ed ahcnaM aL ed ragul nu nE”.

El primer día que tuve que perder una hora y cuarto para un trayecto de media hora pensé que algún loco de la velocidad había estampado su ostentosa maquinaria contra uno de esos pórticos que nos avisan de los muertos del año anterior; pero no era así.

El segundo día, pues, supuse que el gobierno, queriendo extender las entrañables costumbres madrileñas, había emprendido obras de mejora en el momento más inoportuno. Pero tampoco había obras.

El tercer día, harto de buscar explicaciones, aboné mentalmente la tumba de los parientes más cercanos de quienquiera que sea responsable del tráfico. Esto va a ser lo del carnet por puntos, pensé.

El cuarto día, al fin, mientras empleaba una hora en recorrer diez kilómetros (se lo juro) durante los cuales constaté que no había accidentes, ni grúas, ni obras, ni controles de tráfico, ni nada de nada, sospeché la verdad. Y tras pasar unos días corroborándola en fuentes fiables, se la ofrezco a continuación en versión original con subtítulos en castellano:

LOS ATASCOS SON NECESARIOS PARA EL PROGRESO ECONÓMICO DEL PAÍS… según unas sencillas reglas de tres. ¡Atiendan, atiendan!:

La distancia entre Madrid y Valencia es de unos 350 km., los cuales se pueden recorrer tranquilamente (a una velocidad de crucero de 120 km/h) en tres horas. Durante esas tres horas un vehículo medio consumirá más o menos veinte litros de carburante. Si el conductor es fumador quizá se fume cinco o seis cigarrillos. En esas tres horas el conductor tal vez haga una pausa en un área de servicio para hacer aguas mayores o menores, tomar un café o, todo lo más, almorzar o merendar. Además, como una autovía permite ir adelantando continuamente a vehículos más lentos quizá se consiga mantener una velocidad constante y ni siquiera sea necesario cambiar de marcha en todo el trayecto. Esa misma comodidad hará asimismo que el conductor vaya relajado y no cometa infracciones provocadas por el nerviosismo que producen otras carreteras convencionales, de las de un carril por sentido.

En resumen: ¡una ruina!. Una ruina total y absoluta para todo un sector de la economía española, ya que, en dicho viaje, el conductor se ha gastado directamente unos míseros treinta euros y ha sometido a su automóvil a un desgaste mínimo.

Es por ello por lo que el MAO (Ministerio de Asuntos Ocultos), en connivencia con diversas asociaciones y gremios y con las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, ha creado un cuerpo especial de funcionarios: El TRUCHA (Técnicos en Ralentización de la Utilización Correcta y Habitual de las Autovías).

Los funcionarios del TRUCHA son provistos por el MAO de una flota de camiones viejos comprados de cuarta mano a una tribu de ganaderos de Libia, con las precisas instrucciones de entrar en las autovías en grupos de tres o cuatro apenas noten que comienza una operación de salida o de retorno, como las llaman en la tele. Una vez incorporados a la circulación ocuparán toda la anchura de la calzada y mantendrán una velocidad que en ningún caso debe superar los 7’28 km/h (cifra recomendada por los científicos del MAO, que la hallaron tras arduos trabajos multiplicando por dos el número PI). La Guardia Civil, por supuesto, tiene orden de facilitar la tarea de los TRUCHA.

De este modo se consigue que dicho trayecto resulte altamente rentable para la economía nacional, dado que el aparentemente sencillo viaje se convertirá en una odisea de duración indeterminada (alrededor de 14 horas, creo que es la media), durante la cual el conductor tendrá que repostar tres veces; tendrá que almorzar, comer, merendar, cenar, y si hay suerte pernoctar en un motel; se fumará hasta el pezón de un carro; someterá al embrague y la caja de cambios a un desgaste tal que se verá obligado a cambiarlos antes de septiembre; gastará íntegramente el cartucho de gas del aire acondicionado; y lo mejor de todo… sus nervios se desbocarán en tal grado que acabará haciendo alguna “pirula” de las de libro de texto, y allí estará la simpática parejita vestida de verde para imponerle la correspondiente sanción y quitarle de paso unos puntos, como si de un vulgar postoperatorio se tratase.

Es así como dicho conductor avaro, egoísta e insolidario habrá contribuido, muy a su pesar, a la buena marcha de toda una serie de gasolineras, restaurantes, talleres mecánicos, estancos, autoescuelas y agentes de tráfico; lo cual redundará indudablemente en beneficio del conjunto de la economía nacional.

E si non e vero, e ben trovatto…
¡Manda huevos!

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo durante unos días (me temo que demasiados) voy a tener la "inmmensa suerte" de no participar en los atascos porque mi coche se ha fastidiado; espero que me lo "curen" pronto para poder seguir acordándome de los señores familiares de esos Tecnicos en Ralentización de la Utilización Correcta y Habitual de las Autovías (TRUCHA) sobre los que tan atentamente nos informa el querido Escritor en el Tejado.

Douce dijo...

Señor Trucha, Trecho, Mao o 'Techado'..., que con eso de la velocidad ralentizada me he hecho un lío.

¿Qué quiere que le diga? No sé si alabarale por su original estudio "itinerarioecónomicosocial", por si ello pudiera servirle de consuelo mientras aguanta los calores y 'abona mentalmente las tumbas de los familiares difuntos de tal y tal...'antes de llegar a sus tejados, o compadecerle porque estos trajines veraniegos hayan perturbado su paz techal.

Resulta muy refrescante su estudio, más que nada por gozar del infinito gozo de no depender , por ahora, del empleo de esas grandes vías que la Civilización ha inventado.Porque, además de suministrar clientes de 'gasolineras, restaurantes, talleres mecánicos, estancos, autoescuelas y agentes de tráfico...'aumenta el número de posibles clientes de los servicios cardiólogicos y psicólocicos o los que atiendan a infartados, neuróticos y estresados.

¡Viva el Progreso!

Gubia dijo...

Uff, que asunto más feo ese de los atascos. Yo al volante me trasnformo y gracias al resto de conductores lo hago en una amenaza de asesina en serie. Bueno, no me hagas caso, estoy trabajando, hace calor, es viernes y se me va la olla!

Anónimo dijo...

¿Tú crees que EL TRUCHA se habrá infiltrado también en Renfe?
Lo digo por mi mala experiencia de ayer.

Yo tenía que coger el regional Cuenca-Madrid a las 19.40. La hora anterior anduve por la capital de Expaña perdiendo el culo ( con perdón )de metro a taxi y tiro por que me toca, porque bueno estaba el metro y bueno el tráfico por esos Madriles de mi alma.

No sé cómo, pero lo conseguí. a las 19.36, después de pasar todas las barreras de seguridad, bajé la rampa de acceso al andén sintiendo el orgullo de poder llegar con tiempo suficiente a una importante cita que tenía para cenar.( En un área de servicio de esa estropeadísima A-3 que has mencionado, querido escritor ).

Pero quiá, Murphi que no tiene vacaciones, pensé ayer, o EL TRUCHA,según me haces pensar hoy, dieron al traste con mis proyectos.

Dieron las 20.00 y el tren seguía en Atocha; dieron los cuartos y seguíamos allí. Mi reloj marcaba las 20.30 y aquello permanecía sin moverse, quieto y parado. ( Por supuesto, sin ninguna explicación por parte de quien fuera pertinente).

A las 20.32 - con los indignados y sufridos viajeros algo alborotados - llegó el revisor, muy tranquilo él, comunicando que en breve zarparíamos. Explicación: que habían tenido que enganchar otro tren al nuestro - sepa Dios para qué, que no lo dijo - y que mientras tanto el tráfico de entradas y salidas de la estación nos impedía salir. Y punto.

Cuando llegué a la estación de destino - una hora y cuarto más tarde de lo usual - como había olvidado que nos remolcaba otro tren, al abrir la puerta tuve que saltar, sin paracaídas, en medio de hierbajos y otras gramíneas pues el andén de la estación no daba para tanto.

A la cena llegué. Con retraso, pero llegué.

Y ahora ya me haces dudar. ¿Me quejo al MAO o pido que me reembolsen el 50% del precio del billete?. Claro, que si prefiero ser una ciudadana solidaria y políticamente correcta lo mejor será que me calle.

Vivimos en Expaña.

Abrazos. Rosamunde

Enrique Gallud Jardiel dijo...

Querido ruequero. Tienes mucha razón y te agradezco que expli

Enrique Gallud Jardiel dijo...

(viene de la nota anterior) ques temas de economía, porque así aprendo. Yo nunca la he entendido. Nunca alcancé a comprender el hecho de que Bush estornude y baje el dólar.
Pero, a juzgar por lo que tarda en descargarse tu página con foto de tejado, tú debes de ser también del MAO. Venga, confiesa: ¿quién se beneficia de esos interminables segundos que nos haces esperar?

Anónimo dijo...

Simplemente hilarante. Un honor poder leerte.

Javier Monreal Malpesa dijo...

La verdad es sexy (como dijo alguien), y esta no iba a ser menos.
He llegado a tu blog y a este post (T.R.U.C.H.A) en concreto mediante Francisco Guerra. Te conozco de haber compartido mesa contigo y con más servidores del Señor en una gasolinera con motivo de las ultimas fiestas de Tribaldos.

Es un placer leerte.

¡Saludos!