
Esta mañana le he dicho a mi mayordomo Sigfried:
- Haz las maletas. Nos vamos.
A lo que me ha respondido con la consabida pregunta:
- ¿Mar o montaña, señor?
- Ahora montaña, en agosto ya veremos.
Que ya me he hartado de absorber rayos ultravioletas encima del tejado. Así que me voy a pasar una semana a la serranía de Cuenca, lugar que les recomiendo -entre otras virtudes- por el curioso fenómeno del frío repentino que llega apenas se esconde el sol entre las montañas.
Como aún no han descubierto el modo de conectar el ordenador a un pino, para que los lectores de La Rueca se entretengan en mi ausencia les dejo un refrescante romance fluvial de Gerardo Diego, y cuando acaben pueden curiosear por los nuevos enlaces que he dejado en la columna de la derecha.
Por cierto, como ya iba abultando la lista, he puesto por un lado los blogs en la sección "Y dicen otros..." y por otro los enlaces interesantes en "Date una vuelta...". Hay blogs muy recomendables, si es que sus autores no se han ido, como D. Enrique Gallud y yo. Algunos, como el náufrago D. Julio, y Douce, su perrita en lunas, actualizan desde la playa, una buena forma de refrescarse.
En fin, les dejo con el Romance del Júcar de Gerardo Diego:
- Haz las maletas. Nos vamos.
A lo que me ha respondido con la consabida pregunta:
- ¿Mar o montaña, señor?
- Ahora montaña, en agosto ya veremos.
Que ya me he hartado de absorber rayos ultravioletas encima del tejado. Así que me voy a pasar una semana a la serranía de Cuenca, lugar que les recomiendo -entre otras virtudes- por el curioso fenómeno del frío repentino que llega apenas se esconde el sol entre las montañas.
Como aún no han descubierto el modo de conectar el ordenador a un pino, para que los lectores de La Rueca se entretengan en mi ausencia les dejo un refrescante romance fluvial de Gerardo Diego, y cuando acaben pueden curiosear por los nuevos enlaces que he dejado en la columna de la derecha.
Por cierto, como ya iba abultando la lista, he puesto por un lado los blogs en la sección "Y dicen otros..." y por otro los enlaces interesantes en "Date una vuelta...". Hay blogs muy recomendables, si es que sus autores no se han ido, como D. Enrique Gallud y yo. Algunos, como el náufrago D. Julio, y Douce, su perrita en lunas, actualizan desde la playa, una buena forma de refrescarse.
En fin, les dejo con el Romance del Júcar de Gerardo Diego:
Agua verde, verde, verde,
agua encantada del Júcar,
verde del pinar serrano
que casi te vio en la cuna
—bosques de sansebastianes
en la serranía oscura,
que por el costado herido
resinas de oro rezuman—;
verde de corpiños verdes,
ojos verdes, verdes lunas,
de las colmenas, palacios
menores de la dulzura,
y verde —rubor temprano
que te asoma a las espumas—
de soñar, soñar —tan niña—
con mediterráneas nupcias.
Álamos, y cuántos álamos
se suicidan por tu culpa,
rompiendo cristales verdes
de tu verde, verde urna.
Cuenca, toda de plata,
quiere en ti verse desnuda,
y se estira, de puntillas,
sobre sus treinta columnas.
No pienses tanto en tus bodas,
no pienses, agua del Júcar,
que de tan verde te añilas,
te amoratas y te azulas.
No te pintes ya tan pronto
colores que no son tuyas.
Tus labios sabrán a sal,
tus pechos sabrán a azúcar
cuando de tan verde, verde,
¿dónde corpiños y lunas,
pinos, álamos y torres
y sueños del alto Júcar?