10 de noviembre de 2006

Ustedes dirán

Esto irá para largo
Me prometí a mí mismo no volver a hablar en La Rueca de política hasta que ésta me diera alguna alegría. Quizá ese sea uno de los motivos por los que publico tan poco últimamente: entre el Duce ZP imponiendo candidatos, vendiendo trozos de España a cambio de sangre y tratando de silenciar jueces; los jesuitas del Monasterio de Loyola acogiendo conversaciones con terroristas; la Eco-menestra Narbona pretendiendo que volvamos a la guarricie medieval; los políticos del tripartito tratando de emular a sus paisanos de “Tricicle” con sus payasadas; Piqué tratando de hacer desaparecer el castellano de cataluña; y los más diversos ediles de todo signo político enriqueciéndose a costa de las necesidades de vivienda del españolito hipotecado de a pie… ustedes me dirán, qué panorama.

Por fin hoy, en la prensa, aparecía un político diciendo algo sensato. Se trata del inefable José Bono, que respecto a la huelga de hambre del asesino De Juana Chaos ha declarado «ahora que amenaza con matarse en huelga de hambre, la pena es que no lo hubiese hecho antes de matar a 25 inocentes».

Lo que me resulta curioso es que dichas declaraciones, que a las nueve de la mañana de hoy aparecían en portada de los tres diarios que consulto cotidianamente, cuatro horas después han desaparecido incluso de los titulares del día, pasando de golpe al archivo. ¿Casualidad? No me sean ingenuos.

En fin, el pitote gubernamental que acabo de exponer me lleva a una reflexión: ¿Alguien se ha parado a pensar en lo falsa que es nuestra democracia?

No dudo que algunos, al leer mi pregunta, me habrán dicho inmediatamente: ¡Fascista! Pero como no tengo por costumbre hablar a humo de pajas, les argumento seguidamente mi afirmación, así que les ruego que sean tan amables de leer mi razonamiento, y ustedes dirán si tengo razón o no.

1. Según el DRAE, la democracia es: 1. Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno. 2. Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado.

2. Con nuestro sistema, el pueblo puede intervenir exclusivamente ejerciendo su voto cada cuatro años respecto a los distintos gobiernos (central, autonómico, local). Acabadas las elecciones, el poder real, efectivo, de intervención política de los ciudadanos es nulo.

3. Una vez celebradas las elecciones los partidos políticos pactan entre sí como les viene en gana, sin consultar a sus respectivos votantes (por ejemplo, unos votantes del PSC estarán al favor del tripartito y otros en contra… ¿en qué porcentaje? Ni se sabe, ni se quiere, ni se puede). De esta manera se consigue que en lugar de gobernar el candidato elegido por una mayoría, se puedan repartir el pastel entre varias minorías. En ese sentido es más democrático el sistema de primera y segunda vuelta.

4. Formado por fin el gobierno, con o sin mayoría, en coalición o en solitario, el partido o partidos que lo detentan ejercen el poder mediante una férrea disciplina interna en la que no se deja lugar a discrepancias (díganme que sentido tiene mantener a más de 300 diputados, si ya se sabe de antemano lo que va a votar cada uno) y mediante un control de los medios de comunicación estatales y los afines a su ideología.

5. Si el pueblo está descontento por la forma en que gobiernan sus “elegidos”, viendo que no se ajusta a lo que antes de las elecciones se les prometió, no les queda otra que aguantarse hasta las próximas elecciones.

6. En caso de haber voces discrepantes con el sistema establecido se les tacha inmediatamente de antidemócratas, fascistas, retrógrados, reaccionarios, etc.

7. En conclusión, lo que llamamos democracia no es sino una forma maquillada y light de dictadura, en la cual, ciertamente, el dictador puede ser derrocado cada cuatro años, pero que durante ese intervalo tiene al pueblo con las manos atadas (y bien atadas, como dijo el otro), manteniendo el poder con independencia de si lo gestiona mal o bien.

Por tanto, y volviendo a la proposición 1, díganme: ¿Es realmente nuestro sistema político favorable a la participación efectiva del pueblo en el gobierno? ¿Predomina la opinión del pueblo en el gobierno político? La única respuesta honrada y lógica es: No.

¿Hay soluciones a este problema? Yo no tengo fórmulas mágicas, pero humildemente, desde mi tejado, propongo tres medidas para convertir nuestro sistema político en una democracia más real (no digo ya auténtica absolutamente, porque eso es una utopía).

En primer lugar la eliminación fulminante de la llamada “disciplina de partido”, de forma que se deje libertad de decisión a cada uno de nuestros diputados y senadores y concejales según sus propias ideas (que sin duda serán habitualmente afines a su partido, pero no siempre se identificarán con las ideas de “la cabeza”). Lo contrario muestra una profunda desconfianza y una mala conciencia en el poder ejecutivo, temeroso de que sus propuestas no sean capaces de convencer ni a sus propios compañeros o de que su eventual incompetencia les arroje de su poltrona antes de tiempo.

En segundo lugar establecer un sistema periódico (anual, por ejemplo) de consulta electoral que, a forma de referendum, permita a los ciudadanos interrumpir una legislatura y forzar unas nuevas elecciones (y déjense de esas inanes encuestas de “intención de voto” con las que de vez en cuando nos adornan los telediarios).

En tercer lugar, inculcar en los ciudadanos desde su más tierna infancia y por todos los medios el convencimiento de que el derecho a votar es más bien un deber de votar (eso sí es "educación para la ciudadanía", y no el bochornoso espectáculo de unas elecciones con casi un 50% de abstención).

Con este sistema al gobierno de turno, sea del “color” que sea, no le quedaría más remedio que cumplir su programa (por el que fue elegido) y procurar gobernar con habilidad, sabiendo que sólo así podrían mantenerse en el poder y sabiendo también que sus errores, actualmente impunes durante un periodo determinado, (un periodo en el que la memoria de los votantes suele diluirse) se pagarían a corto plazo.

¡Hala! A ver quién es el guapo que me dice ahora que mi propuesta no es el rien va plus de la democracia.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues mire señor Escritor a mi esta cuestión de la política , la democracia y todas las monsergas que satelizan ese planeta me producía tanto hastío, tanto cansancio y tanta mala digestión que procuro , en la medida de lo posible, pasar de puntillas sobre el asunto.

Todo lo que dice es muy loable y celebro si aún alberga alguna esperanza.Yo siguiendo al Dante, me repito todos los días: "perded toda esperanza los que entréis"... al trapo.

Anónimo dijo...

Querido escritor: ¡Qué utopía lo que propones! Al menos en nuestra Expaña. Ni siquiera podemos decir que esta pseudo-democracia sea pura y llanamente demagogia.

Según el DRAE, DEMAGOGIA es: "Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder".

Ahora bien, si nuestra Democracia solo quiere halagar mediante concesiones los sentimientos elementales de unos pocos ciudadanos (ETA, NACIONALISTAS- SEPERATISTAS...) para mantenerse en el poder...¿Me quieres decir qué somos el resto de los españoles (un 95%) para nuestra Democracia? ¡¡NADA!! Se nos ignora olímpicamente.

Nuestra Democracia, como todos comprobamos tristemente, es devota de Santa Bárbara. Sólo cada cuatro años se acuerdan de los demás para sacarnos a pastar un rato. Después, si te he visto, no me acuerdo.

La vida política expañola es una FALACIA y nada más.

Anónimo dijo...

El comentario anterior es mío. Después de la vista previa, el ratón le dió a publicar y aún no lo había firmado.

Saludos de este viejo maestro descreído, que ya está un poco de vuelta de todo.

Don Cato.

Gubia dijo...

Me duele decirlo pero estoy desencantada de todo lo que suene a política. Y me duele porque por mi edad debería estar interesada en ella y no lo estoy en absoluto, todo me huele mal en ese campo...en fin, una pena.Ojala, todo cambie.

Javier Monreal Malpesa dijo...

Es cierto que la democracia se está degenerando. La opinión pública es muy poderosa. Hay que ser muy valiente para proponer soluciones impopulares. Hay que ser muy valiente y hay que amar a la política y a tu país. Incluso hay que albergar el poco humilde pensamiento de que uno va a pasar a la historia. Si no lo hace un presidente del gobierno, entonces quién lo va a hacer.

Anónimo dijo...

¿Se portó bien don José Bono Martinez(psoe) con doña Loyola de Palacio?